domingo, 22 de noviembre de 2009

The Harder They Fall

¿Hasta dónde puede llegar la ambición de un hombre? Eddie Willis, periodista deportivo, se alía con un corrupto promotor de boxeo para hacer creer a Toro Moreno, un gigantón de más de dos metros, y también al público, que Moreno tiene posibilidades de ganar el título de la categoría peso completo. Tras disputar una serie de peleas arregladas, Toro llega a creerse que es un buen boxeador, sólo para ver su sueño hecho pedazos cuando es tumbado en una pelea real (arreglada por Willis) contra el campeón de los pesos pesados.

Es increíble que ésta película de 1956 siga vigente con los temas que toca, ya que sigue habiendo “periodistas” que no conocen el significado de valor ético. El poder de la comunicación siempre estará vigente, no obstante hay muchos que solo lo usan para su beneficio, sin pensar que una comunidad puede verse involucrada en todo lo que se dice.

Existe un libro donde una regla es: ser impecable con las palabras; ¿y que quiere decir esto? Tan sencillo como ser congruente con lo que dices, piensas y haces. A veces podemos ser arrastrados por el maravilloso mundo del poder, como Eddie Willis, sin embargo antes de dejarnos arrastrar debemos concientizar sobre porque elegimos tener voz; si la respuesta es: para ser famoso y tener dinero (como muchos periodistas) seguramente el camino será más fácil y cómodo; por el contrario si la respuesta es para cambiar ya no el mundo, si no mi país, mi metro cuadrado, entonces encontraremos el verdadero sentido de ser periodistas (como unos pocos que existen pero realmente admirables). Tal vez hay periodistas que no se les recuerda, sin embargo dejaron huella en la humanidad, cambios que seguramente utilizamos todos los días y ni siquiera sabemos de dónde viene.

Ese es el verdadero problema, estamos tan metidos en nuestro ombligo que no nos importa nada más que nosotros, nuestras ideas van muy lejos de trabajar en equipo, somos como lobos peleando por lo que, a veces, ni nos corresponde.

Al final con la película te das cuenta de cuánto poder tiene la publicidad. Como consigue elevar casi a la altura de héroe, a una persona insignificante.
Nos enseña como por dinero, hay personas que son capaces de todo; Que nada importa, ni las personas, ni el honor, ni el deporte. Que el dinero lo justifica todo.
Nos hablan de un deporte, lleno de explotadores sin escrúpulos. Donde los grandes perdedores son los propios boxeadores.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Tropezar y volverse a levantar...

Un momento importante en la historia moderna es sin duda la caída del muro de Berlín, ya que no sólo se derrumbó aquella frontera que dividía Alemania, sino todas las ideologías intelectuales que dieron pauta durante muchas décadas a la represión de la libertad con un objetivo económico e “igualdad”. Lo que derribó este gran muro fue la búsqueda de la libertad pero con ella la ineficiencia de la economía.

Éste evento, aunque no fue el fin de la historia, sí tuvo muy importantes repercusiones en el mundo entero: transformó a Europa Central y del Este, aceleró la economía de mercado de China, consolidó el proyecto de la Unión Europea e impulsó iniciativas regionales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como la terminación de la Ronda de Uruguay y la institución de la Organización Mundial de Comercio.

Viéndolo desde el punto de vista nacional, México tuvo que reconocer que necesitaría un cambio radical para su economía. He ahí donde tenemos el efecto del TLCAN, un producto nada más y nada menos formulado por Carlos Salinas, George Bush y Brian Mulroney, la caída del muro sólo sirvió para simplificar lo que sabíamos que pasaría.

Ahora es irónico pensar que a 20 años de la caída del muro que fue la causa de nuestro desarrollo vivimos una profunda crisis económica-financiera. Hoy la crisis va a tener consecuencias más profundas e importantes que la caída del muro, que mejor dicho esto fue tan solo un síntoma del avance de la globalización, mientras que los problemas económicos actuales son causa y van a implicar una realineación y restructuración de las relaciones económicas.
El resultado de la crisis será un sistema financiero más pequeño, regulado y por supuesto menos innovador. El consumidor número uno llamado Estados Unidos pasará a segundo término dándole paso al monstruo económico asiático.

El éxito de las economías asiáticas en los últimos 20 años fue resultado de su expansión exportadora, de la disponibilidad de mercados en Estados Unidos, Europa y de su bono demográfico. Su crecimiento futuro dependerá ahora de la expansión de sus mercados internos.
De manera similar a lo que aconteció hace 20 años, es necesario cuestionarse qué hacer. Todo está puesto para que México compita de mejor manera con China en el mercado de Estados Unidos, y para que colabore eficazmente con éste para hacer de América del Norte una región exportadora.

La depreciación del dólar con respecto a la mayoría de las monedas hace a la región más competitiva. La depreciación del peso con respecto al dólar estadounidense potencia la competitividad de México contra el resto del mundo, entre otras razones, dan posibilidad para que México pueda convertirse en el mejor antídoto para diversificar la exposición al alto riesgo chino en que han incurrido muchas empresas de carácter multinacional.

Aunque el aprovechamiento de esta oportunidad no se dará de manera automática, sino que debe de buscarse la manera de llevarla acabo. Lo primero que se tiene que hacer es convencerse del potencial tan grande que tienen las exportaciones mexicanas; lo segundo es desarrollar propuestas y profundizar en el TLCAN.

La reunión de APEC de este fin de semana en Singapur es un buen momento para empezar. Los países del TLCAN deberían proponer. en ese contexto, un calendario firme para cumplir con los objetivos que se propusieron y eliminar todos los aranceles de nación más favorecida en 2015, para todos los países de APEC. Las condiciones han cambiado y ahora es América del Norte la interesada en acceso a mercados en la cuenca del Pacífico y ya no China.
Ojalá México lo propusiera: marcaría el inicio del cambio.

jueves, 5 de noviembre de 2009

AHORA EN MEXICO: ¡tu voz por tu vida! promoción única y por tiempo ILIMITADO...

José Bladimir Antuna García vivía en el estado de Durango. Trabajaba en un periódico de aquel estado, cubriendo la agenda policiaca. Bladimir había recibido tres amenazas de muerte, y como es costumbre para los mexicanos, la tercera es la vencida.
Con él ya van nueve comunicólogos asesinados; Es uno más que es asesinado por hacer su trabajo, uno más y no pasa nada. Con éstas cifras al parecer ser periodista en México es una profesión de alto riesgo (para los amantes de las emociones fuertes, esta carrera está ampliamente recomendada)

Ésto coloca a México como el país más peligroso de América Latina para ejercer la libertad de expresión. Nuestro país está a la altura de Somalia, Irak y Paquistán en asesinatos a periodistas.
Y mientras ésta ola de delincuencia va creciendo, nosotros seguimos contando víctimas, seguimos permitiendo la indiferencia por parte de las autoridades. Y como consecuencia de este último acto vemos como se alimentan los futuros actos de violencia. Pero por otro lado, simulamos un México democrático que no existe; porque en toda democracia, ejercer la libertad de prensa en un contexto de seguridad es un elemento indispensable.

“Matar al mensajero” parece estar de moda en la sociedad; y lo peor de todo es que la violencia está generando que los comunicólogos tengan un grado muy alto de autocensura. Los periodistas están dejando de investigar, corroborar, cuestionar y argumentar las piezas informativas porque ninguna nota vale una vida. Como consecuencia de este fenómeno podemos ver como la sociedad poco a poco se derrumba ante la palabra IGNORANCIA, apartándonos cada vez más de la información veraz y oportuna que propicia la reflexión sobre nuestro país, gobernantes, políticas públicas y partidos políticos, entre otros temas.

El asesinato de Bladimir Antuna es un ejemplo más para ver el evidente proceso de descomposición del sistema en el que vivimos. Nos muestra todo lo que hemos dejado y estamos dejando de hacer.

Preguntémos: ¿Cómo podemos prevenir otro asesinato a periodistas? ¿Será que la respuesta es sentarnos a leer periódicos donde sólo contengan información “oficial”? Empiezo a sospechar que la sociedad se resigno a tener verdadera información que nos permita un profundo análisis sobre el mal gobierno existente.

De igual modo se ha perdido la solidaridad dentro de los mismos medios de comunicación. La competencia informativa, ha cegado a los medios para mantener las posibilidades de tener un frente unido para exigir un ambiente seguro para realizar su trabajo.

Resulta peligroso seguir con el discurso que señala que la ausencia de solidaridad “es así”. No existe alguien que señale verdaderamente la situación en México y quien lo hace: termina muerto. El contexto difícilmente cambiará. No obstante la voz se tiene que oír: ni un asesinado más.